Mis trabajos. Escritos y dibujos


Una voz tranquila y dulce tarareaba una melodía nostálgica. Aparece una mujer muy bella de pelo negro y orejas puntiagudas. Ella sonríe con tristeza, pronuncia unas palabras en lengua antigua “It is net dyn skuld”. La mujer se esfuma y…….

Jan despertó sobresaltado no era la primera vez que un ruido sordo que salía de la ventana lo despertaba. Con pereza se incorporó y se asomó. Después de haberlo hecho le resulto algo tonto, ya que como siempre, dormía en el segundo piso de una casa de madera con una chimenea muy bonita.

Jan es un elfo de 11 años de pelo oscuro y ojos celestes es bastante alto. Bajando la escalera intentó recordar su sueño, era un sueño feliz. De repente paró en seco y se dio cuenta que había soñado con su madre y una pequeña lagrima resbalo por su mejilla, rápidamente se la secó y bajo a toda velocidad.
— Hola —dijo con una falsa alegría a sus 5 hermanos. Él era el penúltimo hijo, pero por suerte todos recibían el mismo nivel de atención.
— Hola —saludó Men, el mayor de todos.
— ¿Papá viene hoy?
— Heee… Si. —Dijo Men con cara de preocupación.

Hubo un minuto algo incomodo y Jan desvió la mirada hacia la ventana.
— Bueno hay mucho que hacer en poco tiempo —anunció Men en voz muy alta para que todos sus hermanos lo escucharan. Y continuación anoto las tareas en un pergamino
— Como papá llegará debemos apurarnos —dijo con decisión.
— Ufaaaaaaaa —resopló Moanne y se fue maldiciendo por lo bajo.

Rápidamente todos los demás se dispersaron.








Moanne paseó al ganado montada a un caballo de crines negras y pelaje blanco. Jan, por otro lado, recolectó lechuga, remolacha, papás, etc. Cuando terminaron ya eran las 11:30. Moanne y Jan volvieron a la casa con verduras, huevos y leche. Cuando Jan se puso a cocinar, Mare fue hasta el portón a abrir las puertas pues su padre estaba en camino a la casa. Moanne puso la mesa. Cuando ella terminó Men bajó resoplando y de muy mal humor comentó arriba había un desorden descomunal, y que a Mora le faltaban ordenar las 6 habitaciones (contando la de el padre) Se echo en una silla.

Mare le preguntó a Men si él podía ir a buscar algo de agua, ya que los demás estaban ocupados. Si Mora, Jan y Moanne no lo hubieran sujetado le metía un buen sopapo en la mandíbula. Mora lo mando a acostarse. Mare mandó a Jan a buscar agua y Moanne se quedo en la casa alimentando a los Knynearen —que son conejos que vuelan con sus orejas gigantes—.
Jan el agarró un balde grande y salió caminado con cuidado de no pisarle la cola a los Knynearen. Las casas de estos elfos están un poco separadas unas de otras con caminitos de tierra conectándolas a pequeños senderos que llevan a lagos, claros en el bosque, y lugares donde los niños iban a jugar.

Cuando llego a el rio ljochtblau —que cruza todo el pueblo Rivelblau—, se encontró con Anni y Santiago que iban discutiendo si los draken eran mejores jugadores de ewidic o los gouden feniks, sin darse cuenta de que Jan estaba ahí. Éste paso con cuidado de no hacer ruido, para que no lo vieran se puso atrás de ellos y dijo en vos alta y pensativa
—Creo que los draken son mejores.
—Ves Santi, Jan y yo apoyamos a los draken. —Dijo con aire de superioridad
—Pero ¿como puedes creer eso Jan? Preguntó Santiago con incredulidad.
—Fácil, el fâd Matthew siempre atrapa la clos. Es un gran arquero guardián.
—Como digas —resopló, Santiago mientras se agachaba para recoger agua. —¿Y que van a hacer esta tarde?
—Pues…nada —respondió Jan. ¿Nos vemos en la catedral de la Wite Goadinne a las 6:00?
—Esta bien, no tengo absolutamente nada más que hacer —comento Anni agachándose para que el agua entrara en su balde. Jan la imito y se despidieron.

Mientras Jan volvía vio un un montoncito de flores intactas, eran unas rosas de hielo, las favoritas de su madre. Decidido las recogió y se encamino al cementerio. El cementerio está en un pequeño terreno con cercas negras, con unas figuras en hierro. Al llegar a la puerta un escalofrío le nació de la punta de los dedos del pie hasta la nuca.

Con cuidado empujó la puerta, ésta hizo un chirrido, y se abrió. Caminó lentamente por las tumbas, ahí mismo también estaban enterrados sus abuelos, el los amó mientras estaban vivos. Su abuela le había enseñado un millón de secretos de cómo cultivar, cómo cosechar, cómo plantar, regar, cuidar etc. Y su abuelo le había enseñado a conseguir madera buena sin talar arboles y a trabajarla, a cocinar buena comida. Y su madre le había enseñado a vivir en la naturaleza, a tejer y bordar, a distinguir el bien del mal, y ella fue quien le enseño a hablar y caminar.

Tristemente coloco las flores en la tierra y se arrodilló al lado de la lápida. Una voz sonó desde dentro de la piedra.
—Todavía te lo preguntas ¿no? Pues la respuesta que no consigues hallar es: no -Jan ni se inmutó.
—Oh, la respuesta no es no, la respuesta es si. Debí haber ido a buscar el medicamento. Todo es culpa mía.
—No es cierto hijo mío, haberme enfermado es culpa mía, solo tenias 5 años y Moanne 2, apenas habías aprendido a montar a caballo.
—Mamá yo se que es culpa mía, hasta papá cree eso. Tus palabras son en vano, —dijo Jan y dejo resbalar una gran lagrima.
-¡Qué! ¡Tu padre sigue creyendo eso!- grito la voz entre enojada y sobresaltada.— Que el (y perdóname por lo que voy a decir) idiota de tu padre crea eso no significa que sea verdad; y creo que deberías irte o te retaran-.
—Adiós mamá
—Adiós hijo.

Jan se paro rápidamente y salió disparado hacía su casa. Al llegar Mora le reprocho por llegar tarde y le dijo que se cambiara para el almuerzo.

Jan subió las escaleras hasta la pequeña habitación con letras en dorado que decían “habitación de Jan Wadebley”. Entró, estaba triste por su charla con su madre, pero se alegró al ver su habitación ordenada y limpia. Abrió su armario, se puso ropa limpia y bajó. Se asomó a la ventana y vio la llegada de su padre. Jan volvió a su habitación corriendo para que no lo viera nadie. Pero tuvo la mala suerte Men lo vio Men y lo siguió, Jan cerró la puerta y oyó un golpe “toc toc toc”
—Abrí Jan, vamos, papá está abajo, no va a pasar nada.
Con las manos temblando abrió la puerta y Men entró. Jan volvió a cerrar la puerta y notó que Men lo miraba con preocupación.
—No pasa nada Men, no es necesario que te preocupes por mi. Voy a bajar para comer y a las 6:00 voy a reunirme con Santiago y Anni en la catedral de Wite Goadinne. —Dijo con una triste sonrisa. Men debió haber lo notado porque abrió la boca para decir algo pero Jan lo interrumpió,
—No pasa nada Men, no pasa absolutamente nada.
—Esta bien respondió con una tranquilidad poco lograda, pero si me necesitáis estoy acá, Jan. —Y lentamente salió de la habitación.

Después de media hora Mora llamó a la puerta tímidamente,
—Jan, la comida esta lista. —Dijo con vos apagada.
Cuando Jan ya no oyó sus pasos se atrevió a abrir la puerta. En silencio bajó, vio a su padre sentado en el sillón, con cara seria. Llevaba una remera bordada a mano y los zapatos, al igual que los pantalones le hacían juego
—Hola Jan. —Saludo su padre seriamente.
—Hola padre. —Respondió Jan también serio.
—Siéntate —le pidió su padre con un dejo de frialdad en su tono.
Jan le obedeció y lentamente se sentó,
—Tengo que hacerte una pregunta.
Jan ya sabía cual era su pregunta y ya sabía que responder.
—Mira Jan, —prosiguió su padre— hoy fui a visitar a tu madre.

Jan al escuchar a su padre decir eso se le llenaron los ojos de lagrimas. Tal vez eso era lo que buscaba su padre, porque sonrió levemente al notarlo y prosiguió.
—Me dijo que esta mal que crea que es tu culpa que ella muriera. Pero —un ráfaga de maldad cruzo su rostro—, tu y yo sabemos que es totalmente tu culpa ¿lo niegas?
Jan sabia exactamente que responder,
—No, padre, asumo totalmente la responsabilidad.
—Me alegro —otra ráfaga de maldad cruzo su rostro—, pero ahora…—el padre de Jan se para y le da una bofetada en el mejilla izquierda. Jan siente como le arde el lugar donde lo golpearon. —Eso es por visitar a tu madre, —susurró el señor malchas (el padre de Jan), en esta comunidad los hijos/as llevan el apellido de la madre en lugar del padre. Le dio otra bofetada a Jan. —Esto es por contarle a tu madre, —volvió a susurrar—, Y esto —le dio otra bofetada— es porque no mereces esta familia ni vivir bajo este techo. Por suerte Men interrumpió,
—La cena ya esta lista, padre.
—Ahora vamos. Muévete, Jan. —Él obedeció.

Cuando su padre estuvo dentro del comedor Jan volvió a sentarse. Sollozo en silencio hasta que Men volvió a entrar y se sentó a su lado. Tranquilo Jan quédate quieto. Jan sintió que le pasaban un algodón con un liquido que le hizo arder ligeramente.
—Vamos jan, sino vienes a comer volverá a pegarte y no quieres eso ¿verdad? .
—A nadie le gustaría estar en mi lugar —repuso con tristeza— vamos me muero de hambre.
—Bueno jan, —le contesto men—. Y te quería decir que lamento que mi promesa se haya roto, yo te prometí que esto no iba a pasar es… mi culpa,
—No Men lo único que me enseño ese hombre es asumir mi culpa y esta no va a ser la acepción.
—Jan no es tu culpa.
—Vamos antes que alguien nos llame.

Cuando se sentaron en la mesa, el padre de Jan hacía como que Jan era otro de los vapores que salían de las fuentes que contenían riquísimos manjares elficos. Pero Jan no quiso probar bocado, solo comió cuando su padre poso la mirada en él.
Después de comer volvió a su cuarto hasta que su reloj marco las 6:00, entonces con cuidado de no hacer el menor ruido salió de la casa

Una vez fuera de su hogar se sintió más en casa que nunca. Corrió, corrió y corrió. Hasta llegar al punto de encuentro. Mientras esperaba a sus amigos disfrutó del aire nocturno, a lo lejos distinguió a dos figuras que se acercaban a gran velocidad. Al llegar a su lado Anni noto que Jan tenía los cachetes colorados, y ni una gota de transpiración. Santiago pareció notarlo también, porque estaba por preguntar cuando Jan lo interrumpió.
—Mi padre ha vuelto a mi casa. —Jan poso la mirada en un búho negro que volaba cerca de ahí mientras un silencio incomodo los invadía.
—¿Y cuando se va a ir? —Preguntó Santiago intentando sonar despreocupado.
—Mañana, no creo que quiera pasar mucho tiempo bajo el mismo techo conmigo.
—Mmm, ya veo —comento Anni. —Lamento lo que te pasa pero …… ¿viste ¿ese búho?.
—¿Si y? —contesto jan sin comprender—. Ve hacia allí y veras que se te pone en el hombro.
—Como quieras pero… —lo pensó mejor—, ¿cómo sabés que eso pasará?
—Jan –lo interrumpió ella con voz pacifica- confía en mi
—Esta bien.
Jan se acerco con cuidado, y pasó la mitad de lo que Anni predijo. El ave se acerco pero cayó en picada, tenia un ala lastimada.
— Haaaggg -exclamó Santiago— ¿qué le pasó? —Preguntó con vos apagada.
— Supongo que se lastimo……
—Cambiando de tema como demonios sabias que esto iba a pasar, Anni?
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Helesch
LIBRO 1
Men: habitaciones
Mare: cocina y baño
Mora: living y ropa
Jan y Moanne: patio y ganado
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